lunes, octubre 13, 2008

El libro de los seres imaginarios // Jorge Luis Borges

Hay un relato en especial que me asustó mucho cuando era niño. Quizás todavía me asusta. Y está aquí, en este libro maravilloso. Se trata del relato titulado "Animales de los espejos".

Este libro es una especie de diccionario sobre una serie de criaturas, mitológicas o simplemente ficticias, que Borges recopila a manera de bestiario. Ejercicio magnífico no solo para darnos una variedad temática, estilística y contextual, sino también para darnos una serie de reflexiones a través de este mundo fantástico que Borges siempre privilegió a través de su obra.

Creo que lo más interesante de este libro es que el lector puede, a través de las diferentes historias, encontrar sus propios momentos. Sus propios mensajes a través de animales que o bien han cautivado a civilizaciones enteras, o bien nos cautivan a nosotros allí, en ese momento hermoso en que la literatura hace lo que mejor saber hacer para emocionarnos. Nadie como este autor magnífico ha sabido hablarnos de los sentimientos más universales a través de ejemplos tan disímiles como, por ejemplo, un libro de seres imaginarios.

Y es que la imaginación viene a ser algo así como un salvavidas para tiempos de tormenta. No sirve de mucho de por sí, pero nos da la esperanza de soportar hasta que llegue la calma y podamos nadar, o un barco nos rescate. Creo que escapar de la realidad no es algo que uno deba hacer demasiado a menudo, porque definitivamente es un vicio dañino. Tampoco creo que permanecer en ella demasiado tiempo sea soportable. Pero cuando leo un libro como este, recuerdo que a veces la imaginación nos rescata de más que de un mal momento. Creo que la imaginación nos hace sentir y eso, real y fuerte como es, nos recuerda que el vínculo entre ambas cosas no es tan débil como puede parecerlo. Que a veces soñar es la única conexión que tenemos con el universo que vemos incontrolable. Y es en esos momentos de pequeñez en que puedo entregarme al placer de lo azaroso, de no buscar control sobre nada y, por el contrario, verme como un ser más de este universo imaginario de alguien más, solo una criatura pensada y diseñada para algo que no puedo adivinar ni pretender, y que me vuelve, por ello, imprescindible.

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Recomendable: Para miedos. Para días en que es mejor no salir de la cama y desaparecer del mundo. Para cazadores de criaturas fantásticas.
Se lo regalaría a: Mi hermano. Cosas de infancia...
Whisky con explicación: Respecto a ese relato que tanto miedo me daba... trata de criaturas que algún día saldrán del espejo y nos destruirán. Lo transcribo más abajo. Quizás es el miedo de todos: verse al espejo y descubrir que nuestro reflejo ya no nos imita. Siempre he considerado algo bueno poder ver mi reflejo y no tener miedo.

Ficha técnica:

Borges, Jorge Luis
El libro de los seres imaginarios - Alianza Editorial
1998
241 p.
ISBN 9788420633893



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"En algún tomo de las Cartas edificantes y curiosas que aparecieron en París durante la primera mitad del siglo XVIII, el P. Zallinger, de la Compañía de Jesús, proyectó un examen de las ilusiones y errores del vulgo de Cantón; en un censo preliminar anotó que el Pez era un ser fugitivo y resplandeciente que nadie había tocado, pero que muchos pretendían haber visto en el fondo de los espejos. El P. Zallinger murió en 1736 y el trabajo iniciado por su pluma quedó inconcluso; ciento cincuenta años después Herbert Allen Giles tomó la tarea interrumpida.
Según Giles, la creencia del Pez es parte de un mito más amplio, que se refiere a la época legendaria del Emperador Amarillo. En aquel tiempo, el mundo de los espejos y el mundo de los hombres no estaban, como ahora, incomunicados. Eran, además, muy diversos; no coincidían ni los seres ni los colores ni las formas. Ambos reinos, el especular y el humano, vivían en paz; se entraba y se salía por los espejos. Una noche, la gente del espejo invadió la tierra. Su fuerza era grande, pero al cabo de sangrientas batallas las artes mágicas del Emperador Amarillo prevalecieron. Este rechazó a los invasores, los encarceló en los espejos y les impuso la tarea de repetir, como en una especie de sueño, todos los actos de los hombres. Los privó de su fuerza y de su figura y los redujo a meros reflejos serviles. Un día, sin embargo, sacudirán ese letargo mágico.
El primero que despertará será el Pez. En el fondo del espejo percibiremos una línea muy tenue y el color de esta línea será un color no parecido a ningún otro. Después, irán despertando las otras formas. Gradualmente diferirán de nosotros, gradualmente no nos imitarán. Romperán las barreras de vidrio o de metal y esta vez no serán vencidas. Junto a las criaturas de los espejos combatirán las criaturas del agua.
En el Yunnan no se habla del Pez sino del Tigre del Espejo. Otros entienden que antes de la invasión oiremos desde el fondo de los espejos el rumor de las armas."

viernes, octubre 10, 2008

Doppelganger

Todo está orquestado. Todo conduce a un lugar. El sueño me permite contemplar el movimiento continuo,

doppelganger,

quisiera verme reflejado, verme reflejado en ti.

Cuando me echen de menos y mi voz no suene y no tengan forma de llamarme,

doppelganger,

busquen al fantasma,

porque yo permaneceré a tu lado, contemplando la noche infinita, refugiados ambos del mundo, en un tiempo que no transcurre, que no cambia, que no divide. Y del otro lado del espejo,

ellos seguirán bailando con las máscaras.