sábado, junio 23, 2007

Ojos de perro azul // Gabriel García Márquez

Me acuerdo clarito que estaba en 4to de primaria y una de mis "travesuras" favoritas consistía en meterme al cuarto que usábamos como biblioteca (luego pasó a ser más bien cuarto de la computadora y luego mi cuarto), agarrar alguno de los libros que había por ahí y ponerme a leer. Hasta el día que agarré este libro de García Márquez llamado Todos los cuentos y me olvidé de todos los demás.

Ya en este 2007, tengo que decir abiertamente que no me gusta mucho García Márquez. De hecho, ya llegó al punto de molestarme. Capaz porque en mi carrera (estudio edición, no literatura), lo tienen ahí como una especie de dios, incluso más que a Borges (pese a ser Argentina), lo cual me llega todavía un poquito más. Pero más allá de eso, me molesta harto que haya tanta alharaca alrededor de un autor que no es más que un gran libro a todas luces memorable (su única novela en mi top 100) como Cien años de soledad y que terminó construyendo toda o casi toda su obra alrededor de eso. Desde luego no es sólo su culpa, porque si analizamos un poco más a fondo, la única obra diferente que intentó publicar García Márquez, Doce cuentos peregrinos, terminó siendo un fracaso absoluto. Moraleja: la gente quiere seguir leyendo Cien años de soledad. Por eso tanto autor del llamado "realismo mágico" (o sea, García Márquez pero con otros nombres), y por eso también hartos problemas en Latinoamérica para aceptar un montón de otros tipos de literatura que han tardado años en llegar a hacerse un espacio.

En fin, volviendo a la historia, ya muchos años después, cuando releí Todos los cuentos, me di cuenta exactamente qué es lo que me había gustado tanto de él. Este libro contiene 3 colecciones de cuentos: Arranca con Ojos de perro azul, sigue con Los funerales de la Mamá Grande y termina finalmente con La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada. De esos tres, cuando era chico, y casi sin darme cuenta, siempre me quedé con Ojos de perro azul. Probablemente porque estaba al comienzo. Pero no estaba tan equivocado. De esas tres colecciones, Ojos de perro azul es la colección que incluiría en el top 100, la única otra obra de García Márquez que metería, de hecho (si algún día hago un ranking de libros que deberían gustarme pero me llegan, pondré por ahí El amor en los tiempos del cólera).

¿Por qué Ojos de perro azul? Capaz porque es un García Márquez más joven, más crudo, menos cercano a su posterior obra monumenetal (exceptuando el último cuento del libro, "Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo", que es, oh sorpresa, el que te nombran en la contratapa como "gancho" de venta). Capaz porque tiene cuentos extraordinarios como "La tercera resignación" o "Alguien desordena estas rosas", cuentos que te hacen sentir el despliegue de un tipo que, más allá de toda crítica, es un extraordinario autor. O capaz por mi cuento favorito (hoy, pues en ese tiempo no lo hubiera sabido disfrutar, en todo caso) de esa colección, el cual lleva el nombre de la antología: Ojos de perro azul.

Ojos de perro azul es la historia de un hombre y una mujer que se encuentran en sueños. Se aman con un amor extraño, justamente, de lógica únicamente onírica. Pero fallan en encontrarse en el mundo real, o incluso en averiguar si todo el acontecimiento es real, porque él, al despertar, siempre olvida los sueños. Estos encuentros desesperados parecen ser lo único que los va salvando día a día de una vida que, por lo demás, parece hacerse dura y demasiado insignificante; pero su incapacidad de realizar este deseo los persigue también entonces, pues pese a compartir el sueño, su realización está siempre lejos, en el terreno de lo imposible. Pero si fuera sólo un cuento de un amor imposible, sería difícilmente el gran cuento que es. Ojos de perro azul no es sólo la idea de lo inalcanzable, sino la idea de vivir una vida aparte, con una lógica creada en torno a algo que, quizás, ni siquiera es real. No es una historia de amor, sino de deseo. Y no es una historia siquiera, probablemente sería mucho mejor definir este cuento únicamente como un sueño. Y he ahí el doble giro de ironía y maravilla que escapa de esta obra: la idea de que aquello que puede salvarnos la vida, hacer la gran diferencia, puede terminar escapando a nuestras posibilidades por una simple cuestión de olvido. Que algunas cosas, por importantes que puedan ser, y aunque podrían incluso haber terminado salvándonos; las perdemos todos los días como si fueran monedas qué regalar, casi sin darnos cuenta.

-0-

Recomendable: En cuarto o en exterior, ideal para escapar de la realidad. Para cuando vienes teniendo sueños raros, para cuando sientes que algo podría ser terriblemente importante en tu vida, pero resulta que por x o por z, simplemente no es.
Se lo regalaría a: Un par de personas que me comentaron que no recuerdan lo que sueñan. Para que sepan lo que se podrían estar perdiendo.
García Márquez toma whisky leyendo: "La noche de los alcaravanes", cuento que según García Márquez es su favorito y que considera perfecto, su único escrito, dice él, al que no le cambiaría ni una palabra.
Whisky con links:
Ojos de perro azul
La tercera resignación
La noche de los alcaravanes (a pedido del público)

Ficha técnica:

García Márquez, Gabriel
Ojos de perro azul - Debolsillo (Contemporánea de bolsillo); 2003
192 p.; 13x19 cm.
ISBN: 8420430765










-0-

"Dio dos chupadas al cigarrillo. Yo estaba todavía parado frente al velador cuando me quedé mirándola de pronto. La miré de arriba abajo y todavía era de cobre; pero no ya de metal duro y frío, sino de cobre amarillo, blando, maleable. "Me gustaría tocarte", volví a decir. Y ella dijo: "Lo echarías todo a perder." Yo dije: "Ahora no importa. Bastará con que demos vuelta a la almohada para volvamos a encontrarnos."

Y tendí la mano por encima del velador. Ella no se movió. "Lo echarías todo a perder" volvió a decir, antes que yo pudiera tocarla. "Tal vez, si das la vuelta por detrás del velador, despertaríamos sobresaltados quién sabe en qué parte del mundo." Pero yo insistí: "No importa." Y ella dijo: "Si diéramos la vuelta a la almohada, volveríamos a encontrarnos. Pero tú, cuando despiertes, lo habrás olvidado." Empecé entonces a moverme hacia el rincón. Ella quedó atrás, calentándose las manos sobre la llama. Y todavía no estaba yo junto al asiento cuando le oí decir a mis espaldas: "Cuando despierto a medianoche, me quedo dando vuelta a la cama, con los hilos de la almohada ardiéndome en la rodilla y repitiendo hasta el amanecer: Ojos de perro azul"."

jueves, junio 21, 2007

Descubrimiento

Eso es el día a día. Un relatar imposible de encontrar de otro modo, una memoria que olvida con facilidad, por conveniencia, por instinto, por una cuestión inevitable de salvar la adversidad, o cualquiera de esas excusas que no nos sirven más que para descubrir lo incierto como un reflejo de lo que alguna vez fue una especie de verdad a medias. Pero en mi día a día, te sigo dibujando a ti. Ahora más que antes, ahora con más claridad. Afuera llueve en esta ciudad plateada, aquí el tiempo me escasea y me sobra porque te llevo conmigo de una manera incalculada e incalculable. Ves, como que todo se conjuga. Las lunas en alguna ciudad lejana, las lunas pálidas en Buenos Aires, los destellos descarados de esa misma luna (que en verdad es tantas otras) en medio del gris de mi ciudad, tú, gitana, aquella luna en un nombre (una forma de deshacer constelaciones con los dedos, una palabra generosa, una risa virtualmente imposible, analógicamente existente aunque lejana y excesivamente próxima), una luna que me acaricia con sus manos frías para hacerme sentir algún calor de nuevo, en esas noches de invierno que duelen más y menos, en esas mañanas de invierno que no son todas iguales porque estoy lejos de casa, pero que lo son también desde que he descubierto lo doloroso, lo terrible e insalvable que es despertar y que no estés aquí conmigo.

jueves, junio 14, 2007

Un sueño // Franz Kafka

Yo no creo que este sea un cuento de ambiente. Al menos no en el sentido estricto de lo que se le suele llamar literatura de ambiente. Normalmente aquello de los géneros me importa poco, realmente no suele tener mayor trascendencia. Pero en el caso de este cuento en particular, para mí es sumamente importante entenderlo así. Sencillamente porque lo que cambia es la interpretación, y ello convierte a todo el cuento en una historia absolutamente diferente depende de cómo la leamos.

Quizás sea más importante definirlo de acuerdo a dos posibles interpretaciones: si existe un allá afuera y un mundo del sueño; o si acaso se trata todo de un solo mundo terriblemente confuso y cuya línea divisoria es simplemente imaginaria. Una vez más, la obra cambia íntegra en sí misma, pues de un modo sabemos que el despertar es un rompimiento con ese mundo, ocurra lo que ocurra en él y que todo rezago del mismo se vuelve nada más que una interpretación subjetiva. Pero del otro modo pasa algo muy distinto: somos perseguidos por el sueño hasta lo que nosotros creemos seguro, hasta el lugar donde nosotros sentimos que podemos dejar de sentirnos ajenos a las leyes que conocemos. Y justamente por eso, le creo más a la segunda interpretación cuando leo a Kafka. Porque si hay algo de lo que estoy seguro en su obra, es que para él todas las leyes que nos rigen nos son ajenas, externas, incontrolables. Todo en sí, incluso el despertar, no es, pues, más que un sueño.

Respecto a este cuento en particular, habla también de la muerte, claro. Pero no de la muerte como una especie de pesadilla, sino como un sueño bizarro, donde muy por el contrario, la muerte se contempla como un anhelo, una liberación, quizás ya que estamos hablando de Kafka, una metamorfosis (supongo que de eso se tendrá que hablar largo y tendido cuando reseñe esa obra). Y es sumamente importante que ese anhelo se nos presente en un cuento con rasgos oníricos, porque viene a colación con aquello que decíamos sobre una realidad mezclada: la idea de que nada está definido en sí mismo. Que así como el sueño y la vigilia no están divididios por un umbral, sino que sencillamente lo comparten; tampoco lo hace la vida con respecto a la muerte, sino todo lo contrario.

Este cuento es la idea de una muerte que nos hace renacer, o de la contemplación de la vida a través de una experiencia con su propio fin. Un sueño que a todas luces termina por la fuerza en un despertar, pero que no conforme con ello, contempla con nostalgia la posibilidad de que, quizás algunas veces, vivimos más cuando dormimos que al salir a ese allá afuera que llamamos con algo de resignación "el mundo".

-0-

Recomendable: Una noche de insomnio.
Whisky con link: Un sueño

Ficha técnica: Kafka, Franz. "Un sueño", en Un médico rural.

-0-

"Comenzó a sonar de un modo inoportuno la campanilla de la capilla perteneciente a la tumba, pero el artista hizo un ademán y la campana se detuvo. Transcurrido un crato comenzó a sonar de nuevo, esta vez en un tono muy bajo y deteniéndose al instante sin nigún requerimiento. Era como si quiesiera probar su sonido. K estaba desconsolado por la situación del artista, comenzó a llorar y sollozó largo tiempo cubriéndose el rostro con las manos. El artista esperó hasta que K se hubo tranquilizado y entonces decidió seguir escribiendo, ya que no encontraba otra salida."

lunes, junio 11, 2007

Otro despertar violento

Odio el insomnio porque me provoca cansancio todo el día, pero odio todavía más las pesadillas. Soñé cosas entre horribles y extrañas toda la noche. Soñé con algo así como una historia de amor también, pero no terminaba muy bien. Luego soñé que me perseguían, por alguna razón, un montón de tipos rarísimos a quienes nunca había visto; en un edificio cuyos sótanos eran algo así como las vías del subte. Yo no tenía encima mi navaja, así que intentaba huir corriendo, primero por pasillos llenos de oficinas, luego por una escalera que se me hacía interminable. Me desperté muy agitado, un instante después de haber salido por el primer piso que resultaba ser la salida a la calle.

Pero acá afuera todo parece igual que en el sueño. Uno no sabe quién lo persigue ni por qué, pero tan pronto despierto me doy cuenta que otra vez estoy corriendo.

sábado, junio 09, 2007

El diccionario del diablo // Ambrose Bierce

Ambros Bierce es un escritor único. Es uno de los cuentistas más importantes del siglo XIX, influenció a muchísimos autores posteriores y tuvo una trascendencia notable en el Estados Unidos de su época. Todo lo cual no es poca cosa para un escritor con un estilo difícilmente apreciable por una sociedad a la cual criticaba muy duramente... Críticas que por cierto, no han perdido vigencia en absoluto.

Su vida es extraordinaria también, porque parece una de esas personas que les encantaba fastidiar, subvertir, en fin... todo aquello que tuviera que ver con no dejar en paz a las personas que no merecen paz. Y así como vivió se fue, polémico, controversial, simplemente desapareció de la faz de la tierra sin dejar rastro alguno. Como dejándonos con preguntas para poder seguir burlándose de la vida incluso después de ella. Y espero sepan disculparme, pero para mí eso es lo más cerca que ha llegado nadie de la inmortalidad.

Sobre su obra... Pues es genial cuando algo es simple, o hasta básico, y no por ello deja de tener una calidad impecable. Probablemente pasa eso con Ambrose Bierce: que no sólo es el sarcasmo maravilloso que sostiene en toda su obra (incluso en los cuentos "dramáticos"), sino que además es dueño de una simpleza, una dureza lúcida y siempre en búsqueda de una distancia con respecto a lo sentimental; algo que hace de su obra una especie de literatura "sin rodeos", y donde las cosas son redefinidas en una visión que, la verdad, me parece extremadamente necesaria en un mundo como el que vivimos hoy.

El diccionario del diablo, es sin duda alguna su obra más famosa, aunque vale la pena aclarar que el total de sus trabajos es altamente recomendable, pues debe ser uno de los escritores más versátiles que ha visto la literatura norteamericana, manteniendo igual calidad en prácticamente todos los géneros en que incurrió. Pero volviendo a lo nuestro, ¿qué hay de este libro? Bueno, quizás que consiste en redefinir no sólo palabras, sino en general, un universo. El diccionario del diablo es sin duda una parodia, pero no es sólo un gigantesco tratado que pretende caricaturizar al mundo. Sino que mucho más allá, busca el traslado del mundo íntegro a un universo especial que el autor comparte con nosotros sin el más mínimo reparo de si estaremos o no de acuerdo con su irreverente pero terriblemente aplastante lógica personal. Bierce en ese sentido jamás tiene concesiones, y eso, finalmente es la vida.

Lo realmente fantástico de este trabajo (mucho más allá de lo hilarante que resulta -ojo quienes piensan leerlo en espacios públicos, pues reírse es inevitable-), es justamente que es una manera de burlarse de la vida, pero siempre a sabiendas de que la vida también se burlará de uno. Eso Bierce lo ha de saber como nadie más, pues sus definiciones no son locas aseveraciones o reinterpretaciones caprichosas, sino que son sarcasmo en el sentido más puro de la palabra, porque siempre contienen algo de verdad. O para ser más justos con el autor, de realidad. Se basan en las pequeñas cosas sobreentendidas de la cotidianidad que todos compartimos aunque a veces sea durísimo (o simplemente demasiado sardónico) admitir. Es un intento (vano desde ya, pero definitivamente intencional) de recomponer las miles de visiones de la vida no en un sólo criterio universal, sino en una falta de criterio. Como quien, al aceptar que hay cosas que escapan al entendimiento, opta por una sana burla sarcástica en vez de una igualmente vana (pero definitivamente mucho más aburrida) persecución mística.

-0-

Recomendable: Cuando estás de "ese humor" en el que lo sarcástico te parece la gran solución del universo. Cuando dices "nadie me entiende" y estás dispuesto a darte cuenta de que probablemente tienes razón. Simplemente cuando quieres reírte un rato.
Se lo regalaría a: Todo el mundo. Si todos le hiciéramos caso a Ambrose Bierce, el mundo sería mucho mejor.
Bierce tomaba whisky con...: Pancho Villa. Resulta que cuando ya había llegado a los 70, Bierce sintió ganas de peregrinar con sus viejos compañeros de guerra, y cuando llegó a Ciudad Juárez, decidió unirse a la revolución del popular Pancho Villa, poco antes de su famosa y hasta ahora misteriosa desaparición.
Whisky con link: El diccionario del diablo

Ficha técnica:

Bierce, Ambrose
El diccionario del diablo - Valdemar; 1996
288 p.; 11x17cm.
ISBN: 8477021597








-0-

"Aborígenes, s. Seres de escaso mérito que entorpecen el suelo de un país recién descubierto. Pronto dejarán de entorpecer; entonces, fertilizan.

Beber, v. t. e. i. Echar un trago, ponerse en curda, chupar, empinar el codo, mamarse, embriagarse. El individuo que se da a la bebida es mal visto, pero las naciones bebedoras ocupan la vanguardia de la civilización y el poder. Enfrentados con los cristianos que beben mucho, los abstemios mahometanos se derrumban como el pasto frente a la guadaña. En la India, cien mil británicos comedores de carne y cupadores de brandy con soda subyugan a doscientos cincuenta millones de abstemios vegetarianos de la misma raza aria. ¡Y con cuánta gallardía el norteamericano bebedor de whisky desalojó al moderado español de sus posesiones! Desde la época en que los piratas nórdicos asolaron las costas de Europa occidental y durmieron, borrachos, en cada puerto conquistado, ha sido lo mismo: en todas partes las naciones que toman demasiado, pelean bien, aunque no las acompañe la justicia.

Economía, s. Compra del barril de whisky que no se necesita por el precio de la vaca que no se tiene.

Gato, s. Autómata blando e indestructible que nos da la naturaleza para que lo pateemos cuando las cosas andan mal en el círculo doméstico.

Indiscresión, s. Culpa de las mujeres.

Peatón, s. Para un automóvil, parte movediza (y audible) del camino.

Voto, s. Instrumento y símbolo de la facultad del hombre libre de hacer de sí mismo un tonto y de su país una ruina."

martes, junio 05, 2007

Mundo de Babel

Cada vez estoy más convencido de que todos hablamos un idioma diferente. A veces miro por la ventana y me cuesta pensar que se haya construido todo lo que veo. Parques, edificios, sistemas de alcantarillados, automóviles, restaurantes, cochecitos para bebés, medicamentos, mangueras, medias de lana… ¿Cómo lo habremos hecho cuando hablamos todos en realidad un idioma distinto? ¿Cómo comunica un arquitecto a su ingeniero el diseño que tiene en la cabeza, cuando éste está irradiado de sensaciones, pensamientos, motivaciones? ¿No es cierto acaso que es terriblemente difícil encontrar a alguien que simplemente entienda?

Muchos se han ocupado de ese tema, claro, pero sigo sin estar muy convencido de las respuestas que esos muchos han hallado. Si yo no puedo entender lo que la única persona que quería entender me dice, y si no puedo hacerlo porque nuestros idiomas son tan distintos… ¿Cómo es que ese perfecto desconocido le pregunta la hora a aquella señora con vestido de flores turquesas y ella le da una indicación correcta? Algunos me dirán “un simple acuerdo estandarizado”. Pues sí, pero si yo le contestara que para mí es una hora diferente, no estaría mintiendo, ¿verdad? Cuántas cosas hay que inferir del idioma de otro. En realidad ese señor no pregunta qué hora es. Le está pidiendo a esa señora que le diga la hora que él, y sólo él necesita saber.

Nadie merece entenderse tanto como dos personas que se quieren. Y sin embargo, quizás el entendimiento se trata de una sucesión de infinitas coincidencias organizadas así para que el mundo no se destruya. Pero mientras más íntima se hace una relación, mientras más veces ponemos a prueba esa asombrosa estructura de causalidades organizadas que nosotros llamamos “comunicación”, más vamos precipitándonos hacia su inminente colapso. Se crea allí un giro, sin embargo, pues les toca a esos dos amantes, a esas dos personas que se han jurado el más alto grado de intimidad, la construcción de un nuevo idioma, uno que no sea individual y sólo ligado al mundo ajeno por coincidencias o causalidades tan frágiles como un hilo. Les toca construir un único idioma que ambos puedan aceptar y pensar sin lugar a error. Les toca el arduo pero reconfortante trabajo de redefinir absolutamente todas las palabras y volverlas suyas. Y con ello reconstruyen un mundo que de otra forma les estaría negado, se reconstruyen a sí mismos y tienen además la suerte de saber, ya sin lugar a duda, que alguien se ha preocupado de definirlos a ellos mismos.

Es por ello que sólo en la intimidad de un amor conocemos nuestra verdadera identidad.

sábado, junio 02, 2007

10 cuentos para el chico/a con fiebre un sábado por la noche

O sea que ni para eso tuviste suerte. No te bastó con una semana de aquellas, encima cuando dijiste "hoy voy y me desquito", resulta que no, que estás en la cama, con ningunas ganas de ni siquiera pararte para ir al baño, y lo único que vas a tomar es algún jarabe para la tos o algo así. O capaz no estás enfermo, capaz simplemente te quedaste sin planes, te cancelaron todos a última hora. O capaz estás en esa fase en la que simplemente no quieres saber nada de la calle. La cosa es que ya no sabes qué hacer. ¿La tele? No pues, es sábado por la noche y evidentemente no hay nada interesante allí tampoco, a menos que por interesante entiendas el partido de fútbol intrascendente que pusieron para rellenar; o el capítulo de la serie que sigues, pero que ya viste tres veces esta semana.

Pero quizás quieres intentar algo diferente. Un whisky doble para el alma tiene algo para ti: 10 cuentos especialmente recomendados para esta noche (o cualquier noche que suene parecida). No son, definitivamente, los mejores cuentos que conozco. Pero sé que son cuentos que encuentro divertidos. Tampoco son la clase de cuentos que te cambian la suerte. Pero sí son, de eso estoy seguro, cuentos que tienen que ver con la suerte de un modo u otro. Y sabes qué. A veces la mejor forma de atraer a la buena suerte es mandarla reverendamente al diablo. Estos 10 cuentos hacen eso. Así que si no sabías cómo, servido.

1. Escándalo en Bohemia - Sir Arthur Conan Doyle

Difícil elegir un cuento de la larguísima serie de Sherlock Holmes... Pero finalmente quedó por dos motivos: primero, porque es un excelente cuento para abrir cualquier lista, y segundo porque es uno de los cuentos más versátiles de esta saga detectivesca: ideal primer cuento para quienes jamás llegaron a leer sobre el detective londinense más famoso de todos los tiempos, y excelente cuento para volver cuando ya estamos familiarizados con este mundo. Además, siempre tuve algo por la mujer.

Whisky con link: Escándalo en Bohemia


2. Una rebelión de los dioses - Ambrose Bierce

Para quienes no leyeron El diccionario del diablo, pues aquí les traigo a un autor que verdaderamente vale la pena conocer. La irreverencia de Ambrose Bierce, es la dosis exacta que uno necesita para burlarse de la vida. Este cuento va porque, como siempre digo, la vida siempre se ríe de uno, así que qué nos queda a nosotros sino hacer lo mismo con ella. Bueno, aquí hay una excelente razón para hacerlo.

Whisky con link: Una rebelión de los dioses


3. El desafío - Mario Vargas LLosa

Cuento considerablemente más "serio" que los demás, es el toque dramático de la lista. Cuento tenso, de los primeros de Vargas Llosa, pero que definitivamente vale la pena leer. No sé por qué se me ocurrió que combinaba bien, capaz tiene que ver con algo así como poner algo de tensión en el camino, o capaz porque en algún punto siempre lo he considerado un buen ejemplo de las situaciones que comúnmente enfrentamos. Pero probablemente es sólo porque el cuento es muy bueno.

P.S.: Dedicado a la amiga que tuvo un sueño en el que yo le decía "total... hoy es un buen día para dejarse matar".

Whisky con link: El desafío


4. Fracaso - Anton Chejov

Chejov tenía que venir a esta fiesta, y aunque seguramente hay muchos cuentos que podrían haber quedado en esta lista, si hablamos de suerte, este es el cuento ideal... Dedicado especialmente a todos los solteros empedernidos.

Whisky con link: Fracaso


5. El corazón delator - Edgar Allan Poe

¿Clásico? Sí ¿Conocidísimo? Sí ¿Hartos? Nunca.

Whisky con link: El corazón delator


6. La muerte y la brújula - Jorge Luis Borges
Qué cuento extraordinario y para colmo divertido... Para leer con detalle y disfrutarlo íntegro. Aquí es donde el maestro Borges nos da una cátedra acerca del significado de la "suerte", como un detalle, una pieza mínima que pudo pasar inadvertida para todos, pero que termina subvirtiendo el orden completamente, cambiando los destinos, alterando el curso de lo esperado... De lo mejorcito de Borges.

Whisky con link: La muerte y la brújula


7. El viejo en el puente - Ernest Hemingway

Está bien, este no es un cuento, sino un relato... a quién le importa. Para los que creen que tienen mala suerte. Sólo que a veces es simple cuestión de perspectivas.

Whisky con link: El viejo en el puente


8. La noche boca arriba - Julio Cortázar

Cortázar siempre aportándonos los elementos para una noche divertida: cuento fantasioso, con excelente ritmo, y si de verdad estás tan maldito que tienes fiebre un sábado por la noche, pues para colmo por ahí terminas identificado con el personaje. Si eso pasara, pues qué miedo.

Whisky con link: La noche boca arriba


9. Un comentario - Franz Kafka

"Era muy temprano por la mañana, las calles estaban completamente vacías, yo me dirigía a la estacion. Cuando comparé la hora de mi reloj con la del reloj de una torre, comprobé que era más tarde de lo que yo había creído. Tenía que darme mucha prisa, el susto que me dio el retraso hizo que quedara inseguro acerca del camino que debía tomar, no conocía muy bien la ciudad, afortunadamente había un policía cerca, corrí hacia él y le pregunté por el camino sin respiración. Él sonrió y dijo:

- ¿De mí quieres saber el camino?
- Sí - dije -, pues no lo puedo encontrar.
- Renuncia, renuncia. - dijo él, y se dio la vuelta con gran ímpetu, como la gente que quiere estar a solas con su risa."


10. La insignia - Julio Ramón Ribeyro

Y, por supuesto, esta obra maestra de Ribeyro. Como quien dice "mejor suerte para la próxima".

Whisky con link: La insignia