jueves, diciembre 24, 2009

Mis 25 discos de 2009

Odio hacer listas de libros. Al menos de "libros del año". En realidad, me encantan las listas... seguramente los lectores más antiguos lo habrán notado. Pero los libros tienen un defecto relativamente molesto: rara vez descubre uno un libro el año en que es lanzado. Y si lo hace, pues, nada garantiza que esté traducido ya (sigo esperando la última novela de Lobo Antunes con bastante ansiedad). Con lo cual hacer un top 25 de libros se vuelve terriblemente difícil. Con los discos me pasa algo diferente: la información es más sencilla de obtener y, sobre todo, el tema del idioma no es un problema serio. Digo, salen en su idioma y así se escuchan. Entonces, es lo que hay para compartir hoy.

Todos estos discos me parecen realmente geniales. 2009 ha sido un año extraordinario para la música y si no lo han sentido así, pues quizás quieran echar un ojo a esta listita. Subjetiva como lo son todas siempre, no deja de ser muy personal y muy limitada (consideremos que muchos discos llegan tarde a nuestras vidas también). Pero sí creo que estos 25 discos valen mucho. Y merecen ser recomendados. Si hay algo olvidado por ahí, no duden en comentarlo.

Feliz navidad, pues.

  1. The Decemberists - The Hazards Of Love
  2. Mumford & Sons - Sigh No More
  3. Grizzly Bear - Veckatimest
  4. St. Vincent - Actor
  5. Manic Street Preachers - Journal For Plague Lovers
  6. Dirty Projectors - Bitte Orca
  7. The Flaming Lips - Embryonic
  8. Antony and the Johnsons - The Crying Light
  9. The Pains Of Being Pure At Heart - The Pains Of Being Pure At Heart
  10. A Place To Bury Strangers - Exploding Head
  11. Real Estate - Real Estate
  12. Yo La Tengo - Popular Songs
  13. The Horrors - Primary Colours
  14. Times New Viking - Born Again Revisited
  15. The Sleepover Disaster - Hover
  16. The Vandelles - Del Black Aloha
  17. The Warlocks - The Mirror Explodes
  18. Japandroids - Post-Nothing
  19. Dinosaur Jr. - Farm
  20. Sunset Rubdown - Dragonslayer
  21. Built To Spill - There Is No Enemy
  22. Sonic Youth - The Eternal
  23. Atlas Sound - Logos
  24. The Mars Volta - Octahedron
  25. Wilco - Wilco (The Album)

Camarada

Una vez alguien me dijo que cuando uno es un niño hacer amigos es más fácil. Que hay menos intereses. Cuando uno crece, sin embargo, la amistad se vuelve más complicada: hay personas que se acercan porque quieren algo de nosotros. Y cuando lo consiguen, ya no necesitan continuar cerca. Recuerdo ahora a destiempo el consejo de esa persona: mantén a tus amigos cerca.

Hoy, después de una reunión con un grupo de amigos de mucho tiempo, me pongo a pensar de nuevo en esa situación. Quizás es cierto que acercar personas es difícil, tanto más con algunas personas, entre las que me incluyo, que prefieren la comodidad del solitario antes que establecer vínculos afectivos demasiado cercanos. Me ha ocurrido: no me importa demasiado la idea de compartir porque para mí eso no supone entregar nada valioso. Y definitivamente soy mejor oyendo que contando.

Y pensando en el asunto de la camaradería, creo que puedo darme el gusto de mirar a mi alrededor y ver personas que están. Definitivamente, no siempre como quiero. Probablemente no siempre cuando las necesito. Con certeza, no porque se los haya pedido. Y entonces, ¿es la misma amistad de infancia que sencillamente se desarrolla o evoluciona o se complejiza pero mantiene su raíz? Creo que no es algo tan simple... Creo, al menos hoy creo y escribo, que la razón por la cual es difícil "hacer" amigos cuando uno crece es porque por más que uno llegue a conocer gente con mucha afinidad, la amistad es algo que se construye desde los cimientos y que no deja de sentir el peso de la obsolescencia. Una vida de decisiones, de momentos y de situaciones que configuran nuestra relación con una persona no puede, definitivamente, transcurrir en vano. Y compartir una vida es algo que pocas personas harían con uno. Muy pocas, si lo pensamos con mucho cuidado.

Eso, al menos en mí, no implica buscar más o menos a personas nuevas con quienes establecer esa amistad, ni apreciar más o menos a los amigos que ya tengo o pasar más o menos tiempo con ellos. Sencillamente me resulta edificante pensar que hay personas por las que estoy dispuesto a dar lo poco bueno que haya en mí aún en mis tiempos más oscuros. Que mi mirada no se ha perdido en mi propia sombra, sino que está prudentemente atenta a lo que ocurre con las personas a mi alrededor. Y, sobre todo lo demás, que esas relaciones no las busco construir piedra por piedra, como quien edifica algo para el futuro. Se trata del ejercicio torpe y hasta infantil de intercambiar unas palabras o un regalo o un juego de mesa, sin saber que en esos instantes de absoluta intrascendencia puede esconderse el secreto de nuestra fortaleza.

martes, diciembre 08, 2009

Sobre el sueño

Debo recordar hacer un ensayo sobre la edición y el sueño. Por lo pronto debo haber encontrado un buen número de profesiones que requieren de las madrugadas para completar su trabajo. Sin embargo, pasa algo interesante con la edición: leer y corregir es casi imposible cuando el sueño empieza a ganarle a uno la partida.

Declaro aquí y ahora que trabajar con las palabras es un estado de semi-consciencia, pero descifrarlas y reorganizarlas uno de absoluta locura privativa de la libertad que supone echarse en la cama, cerrar los ojos y abrazarse a las notas de la canción que nos arrulla.

martes, diciembre 01, 2009

Desapariciones

Solías sacudir la tierra, solías sacudir el mundo en el que piso y todo lo demás se convertía en los recuerdos grises del camino detrás,
y solías también cantar para mí,
después de la tormenta.
Cuando las nubes se juntaban y la tiniebla me llegaba a la fragilidad del cuello,
aparecías y brillabas.

Se llamaba Timón y lo conocían como un vagabundo afortunado: todas las casas eran suyas, todos los caminos
seguían su huella.

Pero sabes que la noche es un alud irreemplazable, que el día siempre calla.
Así aprendimos desde niños a vivir a la fuerza para no saber morir,
y dije no, no dejaré que me destruya,
no lo haré, no lo haré.

Y Timón esperaba con el oído aguzado, para decirnos "estará bien todo",
para mirar contigo la tormenta
para burlarse de las iglesias profanas y lo sábados de profecía.

Nos tomamos de la mano, extendimos nuestros rostros al universo y su llovizna, nos dejamos empapar. Nos dijimos dame fuerzas, resistiremos, por el dolor de nuestra tierra y nuestro corazón anclado en esta casa,
resistiremos.

Timón inició el viaje sin nosotros, dejó detrás la huella, los perfumes de enero y las canciones que cantabas para adormecerlo antes del mar,
antes de que todo fuera verdaderamente nuestro.
Y yo lo contemplaba todo desde mi escondite abierto,
vano en el silencio, joven como jamás me he permitido,
perverso como una bruja que maldice entre las llamas
y dice un nombre que no conoce todavía.

Llegará un tiempo, lo verás, con nombres parecidos a los míos.

Nos aferramos, cómo no hacerlo. Nos aferramos a lo que no sabíamos para naufragar entre los otros cuerpos. Vimos la verdad de otros y enfrentamos el engaño de ser nosotros mismos. Por eso me sostengo. Me sostengo y no me dejaré caer. Te sostengo y no me dejarías nunca.

Y Timón llegaría al último desierto: donde nadie puede pronunciarnos. Y sabría en el recuerdo del dolor y las señales y las marcas en tus brazos y diría no,
sostente, no puedes caer, no desistas nunca,
aférrate
a los nombres que soportan la marea.

Y yo te dije, llegará algún día un tiempo, lo verás, y aprenderás mi nombre para hacerlo un nombre, aprenderás los nombres que soplaban desde su recuerdo: Fen, dirás, Asobi, tiempo... Volverás la vista al mar y dejarás que la calma se convierta en nuestro escudo. Yo diré algo intrascendente y tú sacudirás mi pelo.

Por eso sé que resistiremos,
resistiremos.