jueves, abril 26, 2007

Sobre esos días

Pero hay días en que uno no se imagina estando donde está. Escucho una canción que dice que hay días en que valdría más no salir de la cama. Pero este no es uno de esos días. Este es un día para jugar billar, pero no hay con quién. Y hay días en que uno quiere llorar y se muerde los labios. Pero no, este no es uno de esos días tampoco. Y hay días para salir a correr sólo por darse el gusto; o gritar en plena madrugada, sin que a uno le importe nada. Pero este no es uno de esos días. Hay días para tomar whisky aunque uno esté solo. Para salir a pasear, para extrañar. Días en que se extraña el mar. Y este no es uno de esos días. Porque hay días que quisiera dedicarte, días que yo mismo dedico a querer hacerte feliz. Hay días en que me pregunto por qué no te tengo, hay días en que lo entiendo y hay días en que no quiero entender nada. Y este no es uno de esos días. Hay días en que te quiero tanto que me duele. Hay días en que escogería odiarte. Hay días en que llueve cuando uno quiere escaparse de todos lados. Hay días que parecen llevar impreso tu nombre y hay días demasiado horribles o demasiado bellos. Y este no es ninguno de esos. Hay días en que quisiera decirte lo que tengo que decirte, hay días que no son para decir nada; hay días en que definitivamente descubro que lo mejor es dejar correr las horas, que el día se termine, que la sensación de que este es uno de esos días se vaya.

Sé que si logro dormir mañana despertaré y ya todo habrá cambiado. Pero ella duerme con las cosas que me salvan de un día como este y nunca como hoy mis sábanas han sido tan frías.

1 comentario:

Bendita Causalidad dijo...

Rostro de vos

Tengo una soledad
tan concurrida
tan llena de nostalgias
y de rostros de vos
de adioses hace tiempo
y besos bienvenidos
de primeras de cambio
y de último vagón.

Tengo una soledad
tan concurrida
que puedo organizarla
como una procesión
por colores
tamaños
y promesas
por época
por tacto
y por sabor.

Sin temblor de más
me abrazo a tus ausencias
que asisten y me asisten
con mi rostro de vos.

Estoy lleno de sombras
de noches y deseos
de risas y de alguna
maldición.

Mis huéspedes concurren
concurren como sueños
con sus rencores nuevos
su falta de candor
yo les pongo una escoba
tras la puerta
porque quiero estar solo
con mi rostro de vos.

Pero el rostro de vos
mira a otra parte
con sus ojos de amor
que ya no aman
como víveres
que buscan su hambre
miran y miran
y apagan mi jornada.

Las paredes se van
queda la noche
las nostalgias se van
no queda nada.

Ya mi rostro de vos
cierra los ojos
y es una soledad
tan desolada.

Mario Benedetti