domingo, julio 13, 2008

La noche de los feos // Mario Benedetti

Me gustan los monstruos enamorados. En mi último post, por alguna razón, recibí varios comentarios (en vivo, sobre todo), sobre si era en efecto un post romántico. Como no me gusta resolver esa clase de misterios, voy a decir que escribí ese fragmento pensando un poco en El jorobado de Notre Damme, en la idea del ser que observa a su amor a media luz, entre el miedo y la entrega, sintiéndose una criatura retorcida y encontrando lo mejor de sí en su, acaso, amor platónico. Situación en la cual no me siento personalmente comprometido, pero que sí he identificado un par de veces. Creo que la admiración, esa cualidad de ver en el ser amado a alguien superior es algo peligroso. Algo así como que uno ha de aprender a quererse para amar completamente. Es decir, que el amor no existe a media luz.

Pero... También creo que el amor no es solo para los seres de la luz. Que dentro de la oscuridad existe la intimidad de un sitio oculto, un lugar terrible que solo aquellos seres condenados a la sombra del repudio pueden comprender. ¿Para qué contemplar la belleza si solo trae pasmo? Algunas veces la verdadera conexión se da en el escondite, en la bajeza, en la capacidad de sentirnos uno con aquellos que no nos obligan a cambiar o a arrojarnos a la tan temida luz, sino quienes dan un paso dentro del umbral, se nos acercan, conocen nuestro mundo personal tan lleno de demonios y consiguen hacerse a la idea de él. No como un sacrificio, sino como una entrega.

Pensando en eso, me vino a la mente este cuento que leí hace bastante tiempo y que de vez en cuando saco de la cartera de comentarios interesantes. Conceptualmente, me parece un cuento hermoso. Ciertamente no es uno de mis autores favoritos, pero sí es uno de los autores que arrancan trozos de brillantez a su obra y eso me parece suficiente: ahí este cuento que no es sino una muestra de lo hermoso que puede ser encontrar la otra parte de uno en nuestro propio mundo y no en el que la gente de allá afuera nos obliga a asimilar. Esa capacidad de no vernos mutados por el amor debe ser lo más parecido a ese sentimiento, porque es, finalmente, la única forma de querer como uno es: la única forma de amar y ser auténtico.

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Recomendable: Para cuando no queremos salir de la oscuridad. Para cuando descubrimos que no estamos realmente solos.
Se lo regalaría a: Creo que podría interpretarse un poco mal un regalo como este. Capaz este cuento es mejor recomendarlo que regalarlo.
Libro: Este cuento está incluido en el cuarto volumen de cuentos del autor, La muerte y otras sorpresas.
Whisky con link: La noche de los feos

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"- Yo también quisiera eso. Pero hay una posibilidad, ¿sabe?, de que usted y yo lleguemos a algo.

- ¿Algo cómo qué?

- Como querernos, caramba. O simplemente congeniar. Llámele como quiera, pero hay una posibilidad.

Ella frunció el ceño. No quería concebir esperanzas.

- Prométame no tomarme como un chiflado.

- Prometo.

- La posibilidad es meternos en la noche. En la noche íntegra. En lo oscuro total. ¿Me entiende?

- No.

- ¡Tiene que entenderme! Lo oscuro total. Donde usted no me vea, donde yo no la vea. Su cuerpo es lindo, ¿no lo sabía?

Se sonrojó, y la hendidura de la mejilla se volvió súbitamente escarlata."


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias a ti por contestarme, y por el cuento (que no conocía).

Llevo leyéndote (el blog) un tiempecito, así que no queda frustrada ninguna expectativa ;)

No obstante, tengo que releer. Porque sé que por algún sitio aparecía el modo de conseguir tu libro. No recuerdo si ya era posible también desde España. Si tienes tiempo me lo comentas tú, si no lo tienes lo investigaré yo.

Más besos.

-na dijo...

Es así. "Su amor no era sencillo", también y por ejemplo. Benedetti tiene esa tendencia a exponer las situaciones difíciles de manera que sus personajes siempre logran sobreponerse a ellas sin mucho esfuerzo y no con eso, menos gloria.
Si así fuera en la vida real...


((Te agrego a mis enlaces para no perderte de vista.))