Habría que confesar que no era el fin de este proyecto, pero luego dije "por qué no". La teoría del whisky implicaba entre muchas otras cosas, el análisis del mundo a través de una teoría, pero un proceso semejante, bien puede compartir su espacio con una imagen, tal vez. Y esa imagen es una tarde cualquiera, en un salón lleno de libros y discos, y un etiqueta negra sobre una mesita de roble. Al lado, uno mismo en un sillón, pensando en todos esos ratos del día que nos hacen recordar a alguno de esos libros, alguna de esas canciones, al vaso que sostenemos en la mano.
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