domingo, agosto 26, 2007

Fantasmagoría

No… Ha sido todo verdaderamente injusto. Fue injusto desde el momento en que te vi, fue injusto desde el momento en que me hablaste en esa calle helada que debió quedarse con los trazos del silencio que pudimos dibujar sin más. Fue injusto desde que naciste, desde que mis ojos te descubrieron entre lo acostumbrado y desde que te hiciste querer. Fue injusto desde que me sonreíste, desde que confié en ti y desde que me hiciste dejar la espada en otro lugar sólo para teñirla con mi propia sangre. Fue injusto porque yo que dudo de absolutamente todo te creí y fuiste tú la que prefirió que la palabra duda quede inferida entre nosotros, como si realmente el abismo debiera permanecer en vez de desvanecerse, como si lo único importante que rescatar de mí fueran unos minutos diarios y el resto estuviera mejor donde estaba.

Pudiste advertirme tantas cosas. Pudiste hablarme en vez de dejarlo siempre todo sobreentendido, para así hacerme sentir que me tratabas exactamente igual como a tantos otros, que no evitábamos el contacto con un mundo que nos había lastimado tanto a ambos. Pudiste haberme evitado antes y acercarte después en vez de hacerlo de manera opuesta. Pudiste haberme explicado, pudiste haber no confiado en mí desde el primer momento, pudiste no aceptar mis disculpas y pudiste dejarte ser en una frialdad hiriente que no era más que los rezagos de la ciudad a la que perteneces. Pero fuiste otra cosa, completamente otra. Tú eras la única argentina del mundo que sonreía como si no hubiera nada de qué desconfiar. Eras eso y no porque yo te hubiera convertido, sino porque en tu naturaleza se dibujaba esa sonrisa como lo único rescatable de un montón de espejos infranqueables. Y no tienes ni idea de lo mucho que me doliste. No tienes idea de cuántos años le toma a un hombre aprender a llorar en silencio. No tienes idea de lo mucho que golpea una realidad que se ha ocultado detrás de una sonrisa como la tuya y que aparece en un cuarto oscuro, como una red pegajosa de oscuridades impalpables, como un reloj que se mueve demasiado a prisa para la lentitud y demasiado sosegado para el transcurso verdadero del tiempo, como una soledad próxima, dulce y por eso más dolorosa, como el filo de una noche más en vela, añorando cada espacio, cada porción de un recuerdo que no es más que todo lo que uno conoce ve y ha visto, que no es más que el inventario perfecto de un montón de líneas que no dijeron nada nunca y que pudieron más bien permanecer en silencio como tú pudiste permanecer en silencio y evitarme una noche de confrontarme a mí y perder contra todo el universo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buen relato, melancólico.

Aprovecho tu espacio para comentarles que estoy ofreciendo los siguientes títulos en la Librería Virtual de El Gato Descalzo:

*El arte de la ficción de Henry James & Walter Besant. Por primera vez en Perú se publican juntos estos dos ensayos que iniciaron un debate que sigue hasta nuestros días. Imprescindible para interesados en la escritura: principiantes y expertos.

* El Árbol de Sodoma de Jorge Nájar (2007, 373 pág.). Novela ambientada en la selva. Tres historias que pueden leerse de forma independiente: Los protagonistas se enfrentan al terrorismo y narcotráfico pero también se encuentran con creencias, mitos y leyendas que perduran hasta nuestros días.

*Ensayos sobre literatura y filosofía peruana del siglo XVII.

*Hija de Bergman y Kurosawa, nieta de Balzac: La novela en el siglo XXI (2007).

Ensayo de Zein Zorrilla, donde repasa el pasado, presente y futuro de la novela, en relación al genero cinematográfico, revisando diferentes teorías sobre la ficción.

Además de diversos libros de autores peruanos (Ayacucho, Huancavelica, Huánuco, Lima, Pucallpa, Piura, etc.) y extranjeros. Novelas, cuentos, ensayos, investigaciones.

Mayor información escribiendo a: cosasquemepasan@gmail.com

Saludos.

Anónimo dijo...

Un dia gris, de tristeza cargada, vuelvo a leer y a sentir cuando ya me pensaba como estatua de sal, un poco de sol. De vos y esa curiosidad enorme que me dice siempre quiero mas de ese sentir de quien estoy leyendo. Porque la sal me esta secando y estos tantos dias grises solo me recuerdan que mi corazon ya esta demasiado duro. al Leerte, en esa escritura en la que no hay literatura, siento. Por fin siento algo en tantos dias de muerte sin partos que equilibren.