Creo que mi historia con esta novela es una historia triste. Aunque quizás decirlo así resulta un poco dramático. En fin. Fue hace ya un tiempo, tenía 15 años y estaba, lo que se dice "enamorado". Un amor sufrido, sí, lleno de padecimientos barrocos, incomprensibles, adolescentes y un millón de etcéteras que no vienen al caso. Válidos, supongo, pero también definitivamente ajenos. No en el sentido de que ya no quiera hacerme responsable de esa época (qué mezquino e inmaduro sería negar que uno sintió, vivió, recuerda), sino en el sentido de que uno cambia, crece, envejece a fuerza de golpes quiera o no. Y recuerdo muy, muy claramente que por esa época decidí saldar dos enormes deudas para con la literatura latinoamericana: Rayuela y Cien años de soledad. Sobre la segunda, ya hablaré alguna vez. Sobre Rayuela, sólo puedo decir que fue una química instantánea. Que me sentí Oliveira, que la Maga me pareció el retrato exacto del gran fantasma que era la mujer de mi vida, que por pimera vez encontraba sentido en una novela que tenía miles de alternativas posibles. No diré que se convirtió en mi novela favorita, pero sí diré que hizo rápido ascenso a mi top ten de aquella época y que me enorgullecía terriblemente cada vez que alguno de mis profesores me decía que no había terminado de leer esa novela porque le parecía terriblemente densa y qué sé yo. Y yo me sentía más trascendental, sabio y maduro que nunca. En fin, debe ser eso que se dice la fiebre de los 15, donde escuchas música con el volumen más alto, aceleras más cuando manejas, y cuando te enamoras (sea de una persona o un libro), definitivamente te enamoras con mucha más intensidad (que, por supuesto, no es lo mismo que realismo).
Años después, una noche de insomnio, me di cuenta que me la había llevado a Buenos Aires, supongo que por asociación al momento de hacer las maletas. Descubrí que recordaba poco y nada de la novela en sí, así que empecé de nuevo a leerla. Y oh decepción. Fue triste y fue un error. No sé, como que nunca más fue lo mismo. Como que mi amor fue eso: esa muchacha que a los quince años te parece la mujer de tu vida, pero que cuando la encuentras años después en una reunión se ha quedado completamente en el pasado, y tú sólo puedes pensar "pero qué demonios tenía en la cabeza". No me parece que sea una mala novela. Tampoco creo que mis gustos me hallan llevado lejos, en absoluto. Pero es como si ahora lo mejor de Rayuela es que me llevó a adquirir un gusto genuino por Cortázar, gusto que conservo hasta hoy. Y sin embargo, ya no puedo dejar de ver a Oliveira como un tipo que murió ahogado en su fantasía adolescente, a la Maga como la mujer con la que nunca estaría porque sé que se trata, justamente, de un fantasma esquivo, hecho sólo para sentir dolor, todo lo cual está muy bien, hasta que descubres que en realidad el sufrimiento es la parte fácil de la vida y lo verdaderamente duro es hacerse fuerte para darse uno mismo la oportunidad de ser feliz.
Por otro lado, me gusta saber que no he olvidado del todo. Sigue siendo un libro que me atrae por la cantidad de lecturas que ofrece, por la manera como aborda el espacio interior de sus personajes, por cómo representa una época, no solo a nivel personal. Además, la escena que transcribo más abajo me parece sencillamente hermosa, una de las descripciones que más veces debo haber releído aisladamente. Finalmente, y para ser justos con la novela, no sé si me arrepiento de esa segunda lectura. Sé por un lado, que no habrá una tercera, al menos por ahora. Pero sé también que así como hay gente que uno preferiría no haberse reencontrado para mantener un buen recuerdo, es parte de la realidad afrontar el pasado y enfrentarse al cambio que uno mismo ha elegido para su vida. Qué sé yo, ni siquiera sé si este es un post para recomendar o para comentar. Quizás algún día no sea una historia triste (alguien me dijo una vez que esos amores adolescentes te persiguen para toda tu vida) y me den ganas de no haber escrito así sobre Rayuela. Pero saben qué, este post está aquí porque cuando pensaba en una novela sobre ese sentimiento y se me vino a la mente Rayuela, pensé "pero esa novela ya no me gusta". Y entonces se me vino una segunda pregunta, no sé si más adecuada, pero definitivamente mucho más válida: "¿la recomendaría?".
Y el resto, como dicen, es historia.
Años después, una noche de insomnio, me di cuenta que me la había llevado a Buenos Aires, supongo que por asociación al momento de hacer las maletas. Descubrí que recordaba poco y nada de la novela en sí, así que empecé de nuevo a leerla. Y oh decepción. Fue triste y fue un error. No sé, como que nunca más fue lo mismo. Como que mi amor fue eso: esa muchacha que a los quince años te parece la mujer de tu vida, pero que cuando la encuentras años después en una reunión se ha quedado completamente en el pasado, y tú sólo puedes pensar "pero qué demonios tenía en la cabeza". No me parece que sea una mala novela. Tampoco creo que mis gustos me hallan llevado lejos, en absoluto. Pero es como si ahora lo mejor de Rayuela es que me llevó a adquirir un gusto genuino por Cortázar, gusto que conservo hasta hoy. Y sin embargo, ya no puedo dejar de ver a Oliveira como un tipo que murió ahogado en su fantasía adolescente, a la Maga como la mujer con la que nunca estaría porque sé que se trata, justamente, de un fantasma esquivo, hecho sólo para sentir dolor, todo lo cual está muy bien, hasta que descubres que en realidad el sufrimiento es la parte fácil de la vida y lo verdaderamente duro es hacerse fuerte para darse uno mismo la oportunidad de ser feliz.
Por otro lado, me gusta saber que no he olvidado del todo. Sigue siendo un libro que me atrae por la cantidad de lecturas que ofrece, por la manera como aborda el espacio interior de sus personajes, por cómo representa una época, no solo a nivel personal. Además, la escena que transcribo más abajo me parece sencillamente hermosa, una de las descripciones que más veces debo haber releído aisladamente. Finalmente, y para ser justos con la novela, no sé si me arrepiento de esa segunda lectura. Sé por un lado, que no habrá una tercera, al menos por ahora. Pero sé también que así como hay gente que uno preferiría no haberse reencontrado para mantener un buen recuerdo, es parte de la realidad afrontar el pasado y enfrentarse al cambio que uno mismo ha elegido para su vida. Qué sé yo, ni siquiera sé si este es un post para recomendar o para comentar. Quizás algún día no sea una historia triste (alguien me dijo una vez que esos amores adolescentes te persiguen para toda tu vida) y me den ganas de no haber escrito así sobre Rayuela. Pero saben qué, este post está aquí porque cuando pensaba en una novela sobre ese sentimiento y se me vino a la mente Rayuela, pensé "pero esa novela ya no me gusta". Y entonces se me vino una segunda pregunta, no sé si más adecuada, pero definitivamente mucho más válida: "¿la recomendaría?".
Y el resto, como dicen, es historia.
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Ficha técnica:
Cortázar, Julio
Rayuela - Punto de Lectura
(Narrativa); 2001
720 p.; 11x18 cm.
ISBN: 9788466304634
Recomendable: Para mí, cuando tienes 15 años, para que te parezca la mejor novela del mundo. Pero si te gusta Cortázar, capaz que siempre. Definitivamente, cuando crees más en la tormenta que en la calma.
Se lo regalaría a: Un par de personas que se quedaron en el pasado.
Se lo regalaría a: Un par de personas que se quedaron en el pasado.
Ficha técnica:
Cortázar, Julio
Rayuela - Punto de Lectura
(Narrativa); 2001
720 p.; 11x18 cm.
ISBN: 9788466304634
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"En el pabellón de la izquierda se apagó la luz de la farmacia. Talita salió al patio, cerró con llave (se la veía muy bien a la luz del cielo estrellado y caliente) y se acercó indecisa a la fuente. Oliveira le silbó bajito, pero Talita siguió mirando el chorro de agua, y hasta acercó un dedo experimental y lo mantuvo un momento en el agua. Después cruzó el patio, pisoteando sin orden la rayuela, y desapareció debajo de la ventana de Oliveira. Todo había sido un poco como en las pinturas de Leonora Carrington, la noche con Talita y la rayuela, un entrecruzamiento de líneas ignorándose, un chorrito de agua en una fuente."
3 comentarios:
No comparto tu opinión sobre Rayuela, pero me gusta considerar otros puntos de vista, es enriquecedor. Si bien Cortázar aborda extensamente el sufrimiento que a Horacio Oliveira le causa la Maga, trata con la misma importancia y profundidad otros temas como la otredad, la soledad, el pensamiento crítico respecto del sentido de la vida, lo complejo que resulta estar en real comunión con las personas, entre otros. Saludos. Patricia.
A mi también me atrapo Rayuela masomenos a esa edad, pero lo sigue haciendo hasta hoy. Caramba, algo estará mal?
¡No! Al contrario, creo que me encantaría sentir todavía la emoción que me quedó la primera vez que leí esa novela. Algo estará mal conmigo, ¿tal vez?
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