Yo no creo que este sea un cuento de ambiente. Al menos no en el sentido estricto de lo que se le suele llamar literatura de ambiente. Normalmente aquello de los géneros me importa poco, realmente no suele tener mayor trascendencia. Pero en el caso de este cuento en particular, para mí es sumamente importante entenderlo así. Sencillamente porque lo que cambia es la interpretación, y ello convierte a todo el cuento en una historia absolutamente diferente depende de cómo la leamos.
Quizás sea más importante definirlo de acuerdo a dos posibles interpretaciones: si existe un allá afuera y un mundo del sueño; o si acaso se trata todo de un solo mundo terriblemente confuso y cuya línea divisoria es simplemente imaginaria. Una vez más, la obra cambia íntegra en sí misma, pues de un modo sabemos que el despertar es un rompimiento con ese mundo, ocurra lo que ocurra en él y que todo rezago del mismo se vuelve nada más que una interpretación subjetiva. Pero del otro modo pasa algo muy distinto: somos perseguidos por el sueño hasta lo que nosotros creemos seguro, hasta el lugar donde nosotros sentimos que podemos dejar de sentirnos ajenos a las leyes que conocemos. Y justamente por eso, le creo más a la segunda interpretación cuando leo a Kafka. Porque si hay algo de lo que estoy seguro en su obra, es que para él todas las leyes que nos rigen nos son ajenas, externas, incontrolables. Todo en sí, incluso el despertar, no es, pues, más que un sueño.
Respecto a este cuento en particular, habla también de la muerte, claro. Pero no de la muerte como una especie de pesadilla, sino como un sueño bizarro, donde muy por el contrario, la muerte se contempla como un anhelo, una liberación, quizás ya que estamos hablando de Kafka, una metamorfosis (supongo que de eso se tendrá que hablar largo y tendido cuando reseñe esa obra). Y es sumamente importante que ese anhelo se nos presente en un cuento con rasgos oníricos, porque viene a colación con aquello que decíamos sobre una realidad mezclada: la idea de que nada está definido en sí mismo. Que así como el sueño y la vigilia no están divididios por un umbral, sino que sencillamente lo comparten; tampoco lo hace la vida con respecto a la muerte, sino todo lo contrario.
Este cuento es la idea de una muerte que nos hace renacer, o de la contemplación de la vida a través de una experiencia con su propio fin. Un sueño que a todas luces termina por la fuerza en un despertar, pero que no conforme con ello, contempla con nostalgia la posibilidad de que, quizás algunas veces, vivimos más cuando dormimos que al salir a ese allá afuera que llamamos con algo de resignación "el mundo".
Quizás sea más importante definirlo de acuerdo a dos posibles interpretaciones: si existe un allá afuera y un mundo del sueño; o si acaso se trata todo de un solo mundo terriblemente confuso y cuya línea divisoria es simplemente imaginaria. Una vez más, la obra cambia íntegra en sí misma, pues de un modo sabemos que el despertar es un rompimiento con ese mundo, ocurra lo que ocurra en él y que todo rezago del mismo se vuelve nada más que una interpretación subjetiva. Pero del otro modo pasa algo muy distinto: somos perseguidos por el sueño hasta lo que nosotros creemos seguro, hasta el lugar donde nosotros sentimos que podemos dejar de sentirnos ajenos a las leyes que conocemos. Y justamente por eso, le creo más a la segunda interpretación cuando leo a Kafka. Porque si hay algo de lo que estoy seguro en su obra, es que para él todas las leyes que nos rigen nos son ajenas, externas, incontrolables. Todo en sí, incluso el despertar, no es, pues, más que un sueño.
Respecto a este cuento en particular, habla también de la muerte, claro. Pero no de la muerte como una especie de pesadilla, sino como un sueño bizarro, donde muy por el contrario, la muerte se contempla como un anhelo, una liberación, quizás ya que estamos hablando de Kafka, una metamorfosis (supongo que de eso se tendrá que hablar largo y tendido cuando reseñe esa obra). Y es sumamente importante que ese anhelo se nos presente en un cuento con rasgos oníricos, porque viene a colación con aquello que decíamos sobre una realidad mezclada: la idea de que nada está definido en sí mismo. Que así como el sueño y la vigilia no están divididios por un umbral, sino que sencillamente lo comparten; tampoco lo hace la vida con respecto a la muerte, sino todo lo contrario.
Este cuento es la idea de una muerte que nos hace renacer, o de la contemplación de la vida a través de una experiencia con su propio fin. Un sueño que a todas luces termina por la fuerza en un despertar, pero que no conforme con ello, contempla con nostalgia la posibilidad de que, quizás algunas veces, vivimos más cuando dormimos que al salir a ese allá afuera que llamamos con algo de resignación "el mundo".
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Recomendable: Una noche de insomnio.
Whisky con link: Un sueño
Ficha técnica: Kafka, Franz. "Un sueño", en Un médico rural.
Whisky con link: Un sueño
Ficha técnica: Kafka, Franz. "Un sueño", en Un médico rural.
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"Comenzó a sonar de un modo inoportuno la campanilla de la capilla perteneciente a la tumba, pero el artista hizo un ademán y la campana se detuvo. Transcurrido un crato comenzó a sonar de nuevo, esta vez en un tono muy bajo y deteniéndose al instante sin nigún requerimiento. Era como si quiesiera probar su sonido. K estaba desconsolado por la situación del artista, comenzó a llorar y sollozó largo tiempo cubriéndose el rostro con las manos. El artista esperó hasta que K se hubo tranquilizado y entonces decidió seguir escribiendo, ya que no encontraba otra salida."
1 comentario:
muy bueno!!!
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